Científicos argentinos usan peces para ensayos clínicos
BUENOS AIRES, marzo 28: Un grupo de investigadores utilizan peces en lugar de ratones para realizar ensayos clínicos de nuevos tratamientos para enfermedades cerebrales. Aseguran que entre otros beneficios sus funciones duran 24 horas, incluso una vez extraída del cuerpo. Algunas farmacéuticas ya usan estos animales pero para pruebas menos complejas.
La Argentina puede dar el primer paso para sacar a los tradicionales ratones de laboratorio del centro de la escena de los ensayos clínicos, si prosperan una serie de investigaciones que buscan reemplazar los roedores por peces, que permiten crear modelos similares con varias ventajas. Aunque cueste creerlo, un grupo de científicos de nuestro país asegura que en el cerebro de los peces pueden realizar “estudios médicos hasta por 24 horas sin que sus células mueran”. Esta ventaja permite mejorar los ensayos para tratamientos médicos y fármacos contra varias enfermedades neurológicas.
En el Laboratorio de Neuroendocrinología y Comportamiento del Departamento de Biodiversidad y Biología Experimental de la Universidad de Buenos Aires (UBA), los cerebros de los peces son una pieza fundamental para estudiar avances contra los conocidos AVC o cualquier enfermedad neurodegenerativa. Allí se usan los peces cebra y medaka para reemplazar a los ratones albinos, los animales por excelencia de estas pruebas. Si bien algunas farmacéuticas usan peces para pruebas, el país es el primero en aplicarla para cuestiones cerebrales.
“Los cerebros de los peces permiten estudiar lesiones y enfermedades neurológicas, al igual que los ratones pero con la ventaja de que en ellos pueden retirar la masa encefálica totalmente de la cabeza y estudiarlos hasta por 24 horas, antes que mueran sus tejidos”, explicó Matías Pandolfi, uno de los responsables de proyecto, el especialista recordó que los cerebros de los peces “permiten estudiar lesiones y enfermedades neurológicas, al igual que los ratones pero con la ventaja de que en ellos pueden retirar la masa encefálica totalmente de la cabeza y estudiarlos hasta por 24 horas, antes que mueran sus tejidos”.
A través del estudio de sus distintos tipos de neuronas, es posible registrar su actividad eléctrica por tiempos prolongados... sin dañar sus órganos, algo que con otros grupos de vertebrados no es posible. Esta ventaja, explica el científico, les daría más tiempo a los expertos para estudiar conexiones cerebrales. En este proyecto lo acompaña Gustavo Somoza de IIB-INTECH dependiente de la Universidad de San Martín y CONICET.
Otros beneficios de hacer estudios con ellos es que tienen la capacidad de regenerar neuronas, proceso conocido como neurogénesis, que podría curar lesiones en el sistema nervioso. "Si podemos identificar una proteína o una hormona que contribuye a este proceso, capaz podamos desarrollar un tratamiento que sirva para los humanos", dice Pandolfi.
Su capacidad es de 200 nuevas células por minuto, es decir, cuatro veces superior a la de un ratón que genera 50 células por minuto. Mientras que en los seres humanos es difícil recuperar tejidos después de un accidente cerebrovascular o una enfermedad neurodegenerativa.
Durante décadas, el ratón ha sido el animal que más se ha empleado en investigaciones por sus genes similares con el de los humanos que si se realizan en una sola especie –como con el ratón albino– pueden comparar los resultados de los experimentos.
Las ventajas de este mamífero siguen siendo su sistema inmune semejante al humano, además de un tamaño apropiado para la crianza y manipulación. En ellos también pueden inducirse enfermedades humanas modificando sus genes y obtener resultados fiables en la investigación.
Ambas especies han revolucionado las ciencias. En el caso de los peces cebra y medaka, si bien no se han usado para buscar la cura a enfermedades neurológicas, sí los emplean las farmacéuticas para investigar ciertas enfermedades responsables de sordera y ceguera en el hombre. Así la nueva era de cura de enfermedades no está lejos de comenzar a usar estos mamíferos marinos, cuenta el investigador argentino.