Cada vez hay más "hipertensos resistentes" en Argentina
BUENOS AIRES, diciembre 17: El fenómeno, denominado “hipertensos resistentes”, afecta a uno de cada cuatro pacientes. Estos pacientes no pueden controlar la presión pese a realizar dietas adecuadas y tomar por lo menos tres medicamentos recomendados. Para tratarlo, existe un nuevo tratamiento a través de un catater en el riñón.
Se estima que en la Argentina un 30 por ciento de la población sufre problemas de hipertensión arterial, que en muchos casos permanece oculta muchos años hasta que los efectos son irreversibles. La falta de diagnóstico de la enfermedad hace que las personas no accedan a un tratamiento específico, principal problema para evitar males mayores. Pero desde hace tiempo crece la incidencia de aquellos pacientes que generan resistencia a los medicamentos más populares para tratar la patología. En la actualidad, los especialistas creen que uno de cada cuatro hipertensos sufre este fenómeno, que cuesta detectar y suele traer complicaciones severas. Un nuevo tratamiento entusiasma a los especialistas, y ya está disponible en el país.
Los denominados “hipertensos resistentes” son un grupo de pacientes que crecen en el país, lo que genera preocupación. Esta denominación surge del hecho de no lograrse el control de su presión arterial, pese a cumplir las medidas higiénico-dietéticas y estar tratado con al menos 3 drogas antihipertensivas, incluyendo un diurético, a dosis plena.
Según explica Alberto Villamil, jefe de Hipertensión Arterial del Instituto Cardiovascular de Buenos Aires (ICBA), explica que “los hipertensos resistentes al tratamiento están expuestos a un mayor riesgo de eventos cerebrales, cardíacos, vasculares y renales, lo cual reduce significativamente su expectativa y calidad de vida. Los tratamientos actuales no brindan adecuada solución a muchos de estos pacientes”.
Para tratar a estos pacientes, muchos especialistas recomiendan una nueva forma de control denominada “Denervación simpática renal por radiofrecuencia”, que consiste en la introducción de un cateter (fino tubo) por medio de una punción en la ingle, que se desplaza por dentro de las arterias para llegar hasta las arterias que irrigan ambos riñones.
“Una vez bien ubicado el cateter, a través del mismo se efectúan un promedio de 6 aplicaciones de radiofrecuencia en distintos puntos de la pared arterial, a fin de cubrir toda su circunferencia. Cada aplicación dura unos 2 minutos. La radiofrecuencia genera calor en la pared arterial y esto secciona las fibras nerviosas simpáticas que acompañan el trayecto de las arterias. Este procedimiento de realiza bajo sedación del paciente por lo cual se evitan molestias y dolor”, sostuvo Villamil.
“Desde hace muchos años se sabe que el estímulo del sistema simpático a los riñones estimula la retención de agua y sal y, paralelamente, estimula al riñón para producir en mayor cantidad una substancia llamada renina que induce elevación de la presión arterial”, subrayó el especialista.
Ya en 1950 se practicaba una amplia cirugía que seccionaba las fibras simpáticas logrando reducir la presión arterial, pero luego fue abandonada ya que los pacientes presentaban muchos efectos adversos. Actualmente, se puede lograr un efecto terapéutico igualmente satisfactorio en forma mucho más selectiva, al actuar sólo a nivel de las fibras simpáticas renales evitando así los efectos indeseados.
Según Villamil, “se ha documentado una reducción promedio de 32 mmHg para la presión sistólica (máxima) y de 12 mmHg para la presión diastólica (mínima) en los pacientes que han recibido este tratamiento, en tanto que en los que actuaron como grupo control (sin este tratamiento) no se observaron cambios en su presión arterial. Este efecto de reducción de la presión arterial se observó desde el momento de la intervención y hay evidencia que se mantiene sostenidamente a 2-3 años en el seguimiento”.
Los riesgos del procedimiento son muy bajos y dependen de la realización de un cateterismo arterial (sangrado, infección y disección de alguna arteria), más que del propio procedimiento de aplicación de radiofrecuencia que ha sido hasta ahora muy seguro.
Un grupo especial de pacientes hipertensos que no responden a un intenso tratamiento convencional, pueden lograr un mejor control de su presión arterial y, en algunos casos, reducir la medicación, por medio de la aplicación de una nueva, efectiva y segura tecnología de tratamiento. “El mejor control de la presión arterial reduce el elevado riesgo cardiovascular de estos pacientes, incrementando la expectativa y calidad de vida”, concluyó el especialista.
Publicado originalmente en: Mirada Profesional